…de mi juventud.

…de mi juventud.

 

En ella todo era posible,
peligrosamente inmortal,
provocada por la necesidad imperiosa de vivir demasiado.
y demasiado rápido.

Huida hacia adelante del que empieza a vivir,
justificando a las acciones propias
que acusaban a los demás.

Desenfado inmoral,
cargado de moralinas y discursos infalibles de quien empieza a no creer,
y que el tiempo llevará a la cordura cuando te conocí.

Freno, autocrítica,
pérdida de naturalidad y desenfado,
responsabilidad y madurez, te sustituyeron,
para convertirme en adulto.

¿Joven-adulto?
Contradicción de Peter Pan.

Ciertamente echo de menos sus locuras incontroladas,
sus desafíos al miedo ausente,
sin encontrar lógica al peligro.

Ahora es más difícil decidir si blanco o negro,
cuando predomina el gris de la rutina adulta.

Etiquetado ,

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *