…del fuego.
Fascinación y terror ancestral,
es lo que provocas.
Creemos que te tenemos dominado,
pero con un zarpazo de dolor,
consigues escapar de nuestro control,
y nos recuerdas que eres libre y caprichoso.
Admiramos tus voluptuosos movimientos,
tus formas y colores nos hipnotizan,
cuando dormitas en la hoguera y o en la chimenea.
Tu furia desatada nos horroriza,
cuando destruyes todo a tu paso,
rugiendo desbocado.
Te odiamos como al asesino y destructor que eres.
Te admiramos por tu belleza y sensualidad.
Te tememos por tu poder irrefrenable.
Te necesitamos, porque conviertes nuestras casas en hogares.
Eres tú quien nos controla.
Oskar Benegas