Es difícil cambiar de registro cuando eres conocido en una faceta de tu vida por un colectivo de personas, e intentas que en un momento dado te vean realizando una actividad que nada o muy poco tiene que ver con la profesión que ejerces. Si a ello añades que dicho colectivo de personas tienen una media de edad próxima a los 83 años, el tema se complica aún más. Pues eso es lo que intenté hacer el pasado 30 de noviembre en la residencia sociosanitaria Abeletxe de Ermua, donde trabajo como médico todas las tardes desde hace 2 años.
Cuando la dirección del centro supo que habíamos publicado mi primera novela, no solo se desvivió para organizar una firma de libros, sino que lo publicitó e invitó a los familiares de los usuarios al evento. Los propios residentes participaron realizando en los talleres de manualidades, junto con las dinamizadoras, unas preciosas bolsas de cartón y papel adornadas con eguzkilorak de papel, donde poder transportar las “Brujas del viento”.
Gracias a los preparativos y sobre todo el cariño y acogida que he recibido, las palabras de agradecimiento se quedan cortas para expresar lo que en esos momentos pasó por la cabeza de este médico-escritor.
La pequeña fiesta que organizaron entre los residentes, el equipo de animación y los propios residentes salió perfecta. La gente se acercó, firme libros, charlé con familiares, residentes y sobre todo lo que considero más importante, hablamos de forma distendida de temas diferentes a los que solemos tratar habitualmente, olvidando por un rato los resultados de las analíticas, los dolores de caderas, la medición para el Alzheimer y la dieta para la diabetes.
Creo que fue una tarde bonita, sencilla, emotiva y para recodar… yo al menos lo haré.
Por todo ello bene benetan eskerrik asko.
Muchas gracias Oskar, te mereces esto y mucho más 😀